martes, 25 de marzo de 2025

24 de marzo 2025 - 49 años de lucha!!!

El Movimiento de los Derechos Humanos (MDH) y otras organiaciones cristianas marchamos junto a miles y miles de personas que seguimos reclamando: MEMORIA VERDAD Y JUSTICIA -
NUNCA MAS

martes, 18 de marzo de 2025

¿Acompañar o alojar? Lo que les quitamos a las mujeres y lo que los varones se apropian

En los espacios psicosocioeducativos con varones que ejercen violencia en la pareja, las palabras importan. No solo porque construyen sentidos, sino porque reflejan la manera en que concebimos el cambio y la responsabilidad. En este trabajo, hay un dilema conceptual que es mucho más que semántico: ¿A los varones se los acompaña o se los aloja en su proceso de transformación? Y más aún, ¿Qué implica esto desde una perspectiva feminista? Por Martín Miguel Di Fiore* ___________________________________________________________________________ La diferencia parece sutil, pero es crucial. A las mujeres las acompañamos. La palabra “acompañar” remite a un caminar al lado, a un sostén que no anula su autonomía. En el marco de las violencias de género, acompañamos a las mujeres en la reconstrucción de sus vidas, en el acceso a derechos que se les niegan y en la búsqueda de justicia. Pero a los varones, ¿los acompañamos también? La asimetría en los procesos de cambio Cuando un varón ha ejercido violencia, su camino no es el mismo que el de la mujer que la padeció. Aquí entra el concepto de “alojar”. A ellos no los acompañamos del mismo modo, porque no necesitan que se los sostenga en la reparación de un daño sufrido, sino que se los ubique frente a la responsabilidad de lo que hicieron. El espacio grupal no es un refugio ni un consuelo, es un lugar donde se los enfrenta a la necesidad de cambiar. Alojar no significa justificar ni contener sin exigir. Significa darles un espacio para que desarmen sus justificaciones, para que se hagan cargo de lo que han provocado y para que tomen el desafío de cambiar. Es un proceso en el que deben salir de la comodidad del victimismo (“me arruinaron la vida con la denuncia”, “ella me hizo reaccionar así”) y entrar en la incomodidad de la responsabilidad. Lo que les quitamos a las mujeres Hablar de alojar a los varones nos lleva inevitablemente a preguntarnos qué les hemos quitado a las mujeres. ¿Cuántos recursos, cuánto tiempo, cuántos espacios de escucha se han volcado en la transformación de los varones, mientras las mujeres siguen exigiendo respuestas que no llegan? El sistema judicial está repleto de casos donde las mujeres deben demostrar, una y otra vez, la veracidad de su denuncia. Se duda de su palabra, se les exige prueba tras prueba, mientras que los varones que ejercieron violencia son ubicados en el lugar de sujetos a reeducar, casi como si fueran víctimas de su propia conducta. ¿Qué dice esto de nuestra manera de administrar la justicia? ¿Qué dice de los recursos públicos? Lo que los varones se apropian
¿Acompañar o alojar? Históricamente, los varones han tenido acceso a todo tipo de privilegios: económicos, políticos, sociales. Pero en el ámbito de la violencia de género, también se apropian de algo más: los discursos. En muchos espacios, la palabra del varón que ejerce violencia tiene más valor que la de la mujer que lo denunció. Su relato de “yo no soy violento, ella exagera” encuentra eco en la sociedad. Su malestar se convierte en el centro de la escena, mientras la mujer debe lidiar con la revictimización constante. Incluso en los espacios psicosocioeducativos, es fácil caer en la trampa de la empatía malentendida: la idea de que al varón agresor hay que “cuidarlo” para que pueda cambiar, como si su proceso fuera más importante que la protección de las mujeres. Por eso, insistimos: no es lo mismo acompañar que alojar. Acompañar a un varón en este proceso puede sonar a brindarle un apoyo incondicional, pero alojarlo implica darle un espacio con límites claros, con la expectativa de transformación y con la exigencia de que sea él quien haga el esfuerzo de cambiar. _________________________________________________________________________ Conclusión: que el esfuerzo lo hagan ellos Los espacios de trabajo con varones que ejercen violencia no deben convertirse en nuevas instancias de privilegio. No son un lugar donde su dolor importa más que el daño que han causado. No pueden ser espacios donde las mujeres sigan esperando justicia mientras el sistema sigue protegiendo a los varones. Acompañamos a las mujeres en su recuperación no solo desde lo institucional, incluso a través de figuras especialmente destinada para ellas, como acompañantes (art 25 ley 26.485)[1]. Pero a los varones, si acaso, los alojamos para que transformen lo que hicieron. Porque no podemos seguir quitándoles a las mujeres el derecho a ser el centro de la respuesta frente a la violencia que sufrieron. Y porque, al final del día, si hay alguien que debe esforzarse para cambiar, son ellos.
Pero, más allá del debate sobre alojar o acompañar, hay una pregunta que sigue siendo incómoda y urgente: si el trabajo con varones que ejercen violencia debe estar orientado a acompañar a las víctimas, ¿Cómo aseguramos que este enfoque realmente se cumpla? ¿El monitoreo es una herramienta efectiva que garantiza la seguridad y reparación de quienes sufrieron la violencia, o se ha convertido en un trámite sin impacto real? ¿Se está escuchando a las víctimas en el diseño y evaluación de estos programas, o el foco sigue puesto en el proceso del varón sin medir sus efectos sobre quienes fueron violentadas? _______________________________________________ (*) Abogado litigante en CABA y Provincia de Buenos Aires. Diplomado en violencia económica. Coordinador de dispositivos grupales para varones que ejercen violencia en Asociación Pablo Besson y Municipalidad de Avellaneda. Coordinador de laboratorio de abordaje integral de las violencias en Asoc. Pablo Besson. Miembro de Retem. (Red de equipos de trabajo y estudio en masculinidades). Integrante de equipo interdisciplinario en evaluación de riesgo y habilidades parentales para revincular o coparentalidad (Asociaciòn Pablo Besson) [1] Diego Oscar Ortiz: El acompañante tiene una función meramente protectora de la salud física y mental de la víctima. De ahí el fundamento de fondo de la figura, la nobleza e importancia de su participación, su presencia es importante para el empoderamiento de la persona y no para el procedimiento. Diario Familia y Sucesiones Nro 148 – 06.04.2018

sábado, 8 de marzo de 2025

8M

8M Día Internacional de la Mujer, es un día que se CONMEMORA. No se celebra el hecho de ser mujeres. Recordamos a las 140 mujeres trabajadoras que murieron en un incendio en una fábrica de Nueva York, hecho que puso en agenda internacional los derechos de las mujeres trabajadoras. Desde la Asociación Pablo Besson nos unimos a la movilización y exigimos al estado que cumpla con los compromisos internacionales de derechos humanos de las mujeres, no queremos mas retrocesos. QUEREMOS UNA SOCIEDAD MAS JUSTA Y EQUITATIVA!!! #8M #LASMUJERESESTAMOSENRIESGO #NOALAPRECARIZACIONLABORAL #NOALAMORATORIAPROVISIONAL #NOALCIERREDEESPACIOSESPECIALIZADOS #NOALAQUITADEDERECHOS #NOALAREDUCCIONDEPRESUPUESTOS

miércoles, 5 de marzo de 2025

"La negación no es la solución. La violencia machista existe y requiere respuestas. Visibilizar y actuar es urgente"

Durante la feria judicial de enero de 2025, la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema atendió a 1761 personas, un 8% más que en igual período del año anterior. Desde las 13:30 del lunes 30 de diciembre de 2024 hasta el 31 de enero de 2025, período de feria judicial, la OVD recibió en sus oficinas de la Ciudad de Buenos Aires un promedio de 55 personas por día. De ese total, 915 fueron denuncias; 736 consultas informativas, y 110 consultas telefónicas. En el 96% de los casos se registró violencia de tipo psicológica, física (48%), simbólica (44%), ambiental (34%), económica patrimonial (26%), sexual (7%), social (6%) y de tipo digital (3%). El 27% de las personas afectadas estaba en situación de altísimo o alto riesgo; 60% de riesgo medio y moderado, y 13% de riesgo bajo. Por su parte, el equipo médico de la OVD constató lesiones en 211 personas (18,6% del total, un 3,6% más que en la feria de 2024). El 80% de las personas con lesiones eran de sexo femenino. Se realizaron 46 derivaciones médicas (1,4 por día): 26 de urgencia, 18 para atención médica especializada, y 4 para la aplicación de protocolo por delitos sexuales. Del total de presentaciones recibidas en la OVD durante la feria judicial de enero de este año, 99,6% tuvo derivación a la Justicia Nacional en lo Civil; 15% a la Justicia Nacional en lo Criminal y Correccional; 69% al Fuero Penal, Penal Juvenil, Contravencional y de Faltas de la Ciudad de Buenos Aires, y 26% al Consejo de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (GCBA). La OVD también gestionó la entrega de 81 botones antipánico (un promedio de 2,5 por día). Durante enero, la Justicia Nacional en lo Civil ordenó al menos 3482 medidas preventivas urgentes. Las principales fueron prohibición de acercamiento a la persona denunciante (69%), prohibición de todo tipo de contacto (incluye telefónico, por correo, etc.) (65%), otorgamiento de botón antipánico (36%) y cese en los actos de perturbación e intimidación (28%), entre otras.