jueves, 24 de abril de 2025

“ZAFAR” Definición imaginaria: “Verbo. Acción de evitación de una responsabilidad previamente asumida”.

Lic. Prof. Carlos Iñón - Psicólogo Clínico – Psicoanalista – Sexólogo clínico- Profesor Universitario en Psicología - Director de Psicodrama - Psicólogo Social - Especialista Superior en Educación Sexual- Formador de Promotoras/es de Salud en Suterh - UMET - Integrante del Equipo Profesional de la Asociación Pablo Besson – Capital Federal – Argentina _____________________________________________________________________________________________________________________________________________ USOS COTIDIANOS Alumno primario/secundario/universitario: “Zafé, me copié todo, me salvé de estudiar”. Policía/Inspector: “Con las ‘contribuciones’ zafo, y llego a fin de mes”. Infractor: “Zafé, me aceptaron el ‘arreglo’, me salvé de la multa”. (Casi) todos: “Si me gano el Loto/Quini 6, etc.,etc., zafo”. Empresario: “Aprovechando el desempleo, bajamos los sueldos y zafamos”. Cooperador escolar: “¿No se puede hacer por izquierda, así zafamos?”. Funcionario: “Desviamos parte de los fondos y zafamos”. Comerciante: “Zafé unos días, le di un cheque sin fondos”. Represor / Corrupto: “Gano una intendencia y zafo unos años más” - Estos son sólo unos pocos ejemplos, Ud., lector o lectora, podrá encontrar otros. _______________________________________________________________________________________________________________________________________________ LA CULTURA DEL ZAFAR O EL ZAFAR EN LA CULTURA La actitud se encuentra instalada en cada uno de nosotros; pero no siempre, ni en todo lugar. Hay una lucha interna entre el esfuerzo y la cultura del trabajo, por un lado; y el deseo inconsciente de zafar, de hacer la cómoda, de no cumplir con la responsabilidad asumida, de comportarnos especulativamente. Este sería el primer paso: reconocer que forma parte de nosotros. Si reconocemos el “zafe” solamente en los otros, el cambio de actitud será imposible. __________________________________________________________________________________________________________________________________________________ EL ZAFAR ES UNA FARSA Jugando con la palabra, invirtiendo las sílabas, descubrimos que zafar tiene algo de farsa, en el sentido de lo falso. Podemos pensar que lo falso pasa por la fantasía de la salvación individual, de considerar que alguien puede salvarse a costa de que los demás se hundan. Cuando alguien zafa, algo (una tarea, un objetivo) o alguien se perjudica, hay una ética que falla, hay deshonestidad, falta de una moral, de saber lo que está bien y lo que está mal. Se puede decir que estamos bastante confundidos. __________________________________________________________________________________________________________________________________________________ LOS OPUESTOS DEL ZAFAR ¿Cuál sería el término contrario de zafar? Aparecen palabras que también son de uso coti-diano: “hacéte cargo”, en el sentido de asumir una obligación pertinente. “Es tu hijo, hacéte cargo”. “Es tu función, hacéte cargo”. “Para eso te pagan, hacéte cargo”. A modo de slogan: “NO ZAFE, HÁGASE CARGO”. _________________________________________________________________________________________________________________________________________________ EL FUTURO ZAFANDO O HACIÉNDONOS CARGO. Con la cultura del zafar predominando nos espera un futuro incierto, individualista, donde impera la ley de la selva, de la especulación. Si, por el contrario, prevalece la cultu-ra del trabajo, del esfuerzo fecundo, solidario, honesto; tendremos un país más habita-ble, menos violento, menos injusto, donde las personas tengamos mejores vínculos y una mejor calidad de vida.

La violencia de “hacerse hombre” bajo el modelo de una masculinidad patriarcal La fachada viril

PAGINA 12 - Sección Psicología - 24 abril 2025 _______________________________________________________________________________________________________________________________ Los autores plantean que la masculinidad de sometimiento o patriarcal tiene a la identificación con el agresor como mecanismo de transmisión intersubjetiva. Por Alejandro Vainer y Carlos Barzani
Diversos autores, entre ellos, Rita Segato, Michael Kaufman, bell hooks y Juan Carlos Volnovich señalan la violencia que implica “hacerse hombre” bajo el modelo de una masculinidad patriarcal o de sometimiento. Asimismo, De Stefano Barbero señala que en su experiencia con varones que han ejercido violencia de género ha encontrado que todos ellos en algún momento de su infancia han sufrido diferentes formas de violencia, es decir, primero han sido víctimas y luego victimarios, afirmación que lo lleva a preguntarse sobre cómo se produce un victimario (De Stefano Barbero, Matías, Masculinidades (im)posibles. Violencia y género, entre el poder y la vulnerabilidad, Bs. As., Ed. Galerna, 2021, pp. 276-277). ¿Cómo se traducen los abordajes psicosociales en el terreno del aparato psíquico? Sandor Ferenczi en 1932 describe el mecanismo de identificación con el agresor en el trabajo analítico con pacientes adultos que sufrieron abusos siendo niños. Cuando el temor “alcanza su punto culminante, les obliga a someterse automáticamente a la voluntad del agresor, a adivinar su menor deseo, a obedecer olvidándose totalmente de sí e identificándose por completo con el agresor.” (Ferenczi, Sandor, “Confusión de lenguas entre los adultos y el niño. El lenguaje de la ternura y de la pasión”, 1932). Jay Frankel sitúa que este mecanismo está constituido por tres acciones que suceden simultáneamente: nos sometemos mentalmente al atacante, este sometimiento nos permite adivinar los deseos del agresor, penetrar en la mente del atacante para saber qué está pensando y sintiendo, para poder anticipar lo que el agresor va a hacer, y de esta manera saber cómo conseguir nuestra propia supervivencia. Y tercero, hacemos aquello que sentimos que nos mantendrá a salvo de las agresiones, borramos nuestra subjetividad a través de la sumisión al agresor (Frankel, Jay, “Explorando el concepto de Ferenczi de identificación con el agresor. Su rol en el trauma, la vida cotidiana y la relación terapéutica” revista Aperturas psicoanalíticas Nº 11, Madrid, 2002). Asimismo, la identificación con el agresor, en una proporción atenuada, consiste en una operación utilizada frecuentemente por personas que están en una posición vulnerable o de debilidad --dentro de un vínculo asimétrico-- como una manera de enfrentar situaciones con otros sujetos más fuertes y/o que son sentidos como una amenaza. Para Ferenczi se trata de una operación en la cual el sujeto borra su subjetividad y se identifica a otro que está en una situación asimétrica de poder en el afán de sobrevivir. Por el contrario, el concepto con el mismo nombre descripto por Anna Freud supone que el sujeto ejecuta “el papel del agresor, asumiendo sus atributos o imitando sus agresiones, el niño simultáneamente se transforma de persona amenazada en la que amenaza”.(Freud, Anna (1936), El yo y los mecanismos de defensa, Ed.Paidós, Bs As, 1961, p. 125). Podríamos conjeturar que en la operación de “identificarnos” incorporamos ambos polos de la fórmula sometedor-sometido y quien fue víctima puede ser eventualmente victimario. Aquí vale mencionar la responsabilidad de quien detenta el lugar de poder en una relación asimétrica, haber sido víctima no desresponsabiliza de actos que victimicen a otros. Argumento que muchas veces utilizan los abusadores con el fin de victimizarse y desresponsabilizarse de sus actos. En todo caso, bien vale la pregunta sobre qué lleva a un sujeto a hacerle algo a otro que no le gustaría que le hicieran (cf. Toporosi, Susana, En carne viva, Abuso sexual infantojuvenil, Ed. Topía,Bs As, 2018, p.149).
Ahora bien, la fórmula mencionada suele producirse desde la temprana infancia en familias y sociedad patriarcales, reforzada en la adolescencia y en la juventud por la “vigilancia” del grupo de pares. Bien vale como ejemplo un estudio estadounidense donde se preguntó a mujeres y hombres qué era lo que más temían (citado por Michael Kimmel en “Homofobia, temor, vergüenza y silencio en la identidad masculina”, junio 1997). Mientras las mujeres respondieron que a ser violadas y asesinadas, los varones contestaron que lo que más les asustaba era ser motivo de risa. Nosotros agregamos: por no ser lo suficientemente masculinos o, dicho en otras palabras, ser ridiculizados por ser “afeminados” o “maricas”; y eso está marcado en carne viva. A modo de ilustración: en una serie francesa --La vida en risa (Drôle), 2022-- una de las protagonistas consigue tener éxito en un stand-up comentando el placer de su pareja varón mediante la estimulación anal. El problema empieza cuando su pareja varón pasa a ser objeto de bromas en sus diferentes grupos y la crisis que desencadena. Algunos imaginarios sociales van cambiando y al mismo tiempo conviven con otros más arcaicos al modo de las capas geológicas. Algo que parecía superado, de otra época, permanece agazapado y, repentinamente, brota. Pueden ser varios los desenlaces en cada sujeto: desde la regresión a una masculinidad tradicional, es decir, una suerte de reacción machista como sucede con uno de los protagonistas en la primera temporada de la serie española Machos Alfa. Allí, luego de asistir a un taller de “deconstrucción de la masculinidad”, uno de ellos promueve la contrarreforma machista: el varón tiene que “recuperar la virilidad que le han quitado” (sic); un conflicto entre diferentes modos de ser varón, que dará una serie posible de sintomatologías --verbigracia, quedar perplejos al querer encarar un vínculo sexoafectivo con una mujer--; hasta una transformación de estas identificaciones a partir de los nuevos grupos y contextos de los que formamos parte. Y este proceso no es sin marchas y contramarchas. Otro momento clave de la estructuración subjetiva se produce en la pubertad y en la adolescencia, donde se resignifican las experiencias infantiles y el sujeto se enfrenta a operaciones corposubjetivas, ya que debe hacer frente a cambios corporales, psíquicos, familiares y sociales. Es un momento de interrogación por la identidad, en el cual se producen desidentificaciones, nuevas identificaciones y se cuestionan otras en un proceso que supone la confrontación generacional y donde el grupo de pares cobra singular relevancia, ya que es el espacio que puede constituirse en soporte de estos fenómenos que producen incertidumbre. La elección del mismo suele apoyarse en la identificación a algún rasgo. En este sentido, la cultura grupal será definitoria de las nuevas y no tan nuevas referencias identificatorias. Subrayamos “no tan nuevas” ya que, en una sociedad patriarcal, se pone en juego si el grupo de pares cuestionará o reforzará lo esperable/deseable en cuanto a los mandatos de masculinidad instituidos. Los varones en una sociedad patriarcal estamos atravesados por el dispositivo de masculinidad de sometimiento que supone ser fuertes, valientes, independientes, activos, agresivos, no expresar nuestras emociones, el mandato de “virilidad”, etc. No es casual, por ejemplo, que algunos varones busquen mejorar su performance sexual a través del Viagra, permitiéndoles “soluciones” aceleradas a los avatares que su vida sexual “les exige”. Esa fachada viril está dedicada a ese grupo de pares-varones. Estos grupos son algo así como vigilantes o centinelas del género “apropiado” o más bien prescripto, en el que se ejerce un control constante de los cuerpos, gestos, actitudes y movimientos propios y ajenos. (…) Un ejemplo extremo --entre varios-- de la violencia y masculinidad de sometimiento potenciada por la incitación mutua y la necesidad de reforzar y exhibir esta forma de masculinidad frente a los demás varones del grupo podemos verlo en el asesinato del joven Fernando Báez Sosa en manos de un grupo de rugbiers en la ciudad de Villa Gessel. En este hecho intervinieron también prejuicios racistas y de clase, cuestiones que suelen permitir además que el varón agredido sea ubicado por los agresores como varón subalterno, subordinado, inferior. __________________________________________________________________________________________________________________ La masculinidad de sometimiento o patriarcal tiene a la identificación con el agresor como mecanismo de transmisión intersubjetiva. Pero no siempre fue ni será del mismo modo. Alejandro Vainer y Carlos Barzani son psicoanalistas. Fragmento del libro “El malestar de los varones en tiempos de oscuridad” que acaba de publicar la Editorial Topía y será presentado el 3 de mayo a las 19 en la Feria del Libro (sala Ernesto Sabato, pabellón Azul)

miércoles, 23 de abril de 2025

Cuando el varón se emociona, pero no repara: "Del silencio del daño a la responsabilidad afectiva"

Por el Dr. MARTIN DI FIORE En los espacios de intervención con varones que ejercieron violencia de género, hay una escena que suele celebrarse: la del varón que se emociona. Aquel que, en medio del grupo, rompe el silencio y habla de su infancia dura, de su padre que ejercía violencia, de la vergüenza que sintió cuando lo tildaron de “maricón” por llorar. Ese momento es muchas veces vivido como un hito. Y lo es: implica una ruptura con mandatos que lo educaron en la dureza, en la represión del sentir, en la identificación del llanto con la debilidad. Pero hay que decirlo con claridad: esa escena no alcanza. Porque el silencio que muchos varones sostienen no es el de sus emociones. Es el de sus acciones. No callan lo que sienten: callan lo que hicieron. Y ese desplazamiento no es inocente. Se corre el eje del otro hacia el yo, de la consecuencia hacia la emoción, del daño hacia la herida subjetiva. Se reemplaza la responsabilidad por la conmoción. Y si no hay una intervención firme que recupere lo que quedó fuera de ese relato, el riesgo es enorme: reproducir una impunidad afectiva, pero ahora sensible, vulnerable, legitimada por el dolor. Muchos dicen: “a mí no me dejaron llorar”. Y probablemente sea cierto.Pero pocas veces, en ese mismo discurso, aparece la otra cara: “yo hice llorar”.Ese es el silencio que urge romper. No por castigo, sino por ética. No para etiquetar, sino para responsabilizar. Porque la intervención no puede detenerse en el “qué te pasó”, sino que debe avanzar hacia el “qué hiciste con eso que te pasó”.
EMOCIONALIZAR SIN RESPONSABILIZAR:"UNA NUEVA FORMA DE RECENTRARSE" .- El trabajo con las emociones es necesario. Pero cuando se lo hace sin anclaje relacional ni mirada de poder, se corre el riesgo de generar otro mapeo del yo donde el varón vuelve a ser protagonista. Ya no como proveedor ni como jefe de familia, sino como sujeto doliente. El problema es que ese sujeto doliente puede hablar de su tristeza, de su vacío, de su enojo… pero sin nombrar a quien recibió el impacto de ese dolor actuado. Nombran el enojo, pero no el grito. Nombran la tristeza, pero no el golpe. Nombran la angustia, pero no el control económico. Nombran el miedo a quedarse solos, pero no la manipulación afectiva. Y si no se los interpela, si no se los fuerza a vincular la emoción con el acto, ese relato queda suspendido en una especie de purga simbólica, donde llorar parece suficiente. Pero llorar no es asumir. Sentir no es reparar. Decir “me dolió” no equivale a decir “dañé”. El eje de la intervención: de lo emocional a lo ético Por eso, el rol de quienes coordinamos estos espacios es doble: por un lado, abordar críticamente el proceso de subjetivación del varón herido, y por el otro, no permitir que ese proceso enmascare o justifique el daño. Cada vez que un varón dice “yo no podía expresar lo que sentía”, la intervención tiene que devolverle: ¿Y cómo reaccionabas cuando no podías? ¿Qué hacías con eso que no sabías nombrar? ¿Quiénes estaban ahí cuando te enojabas, quién pagaba ese costo? Ahí es donde se abre el trabajo real. Porque la emoción, cuando se reconoce, puede volverse herramienta de cambio. Pero cuando se actúa sin elaboración, es violencia. Y cuando se elabora sin consecuencia, es fuga. El alojamiento no puede limitarse a habilitar el sentir. Tiene que politizar el hacer. La emocionalidad en sí misma no desarma la estructura de poder. El varón puede llorar y seguir controlando. Puede decir que se siente mal y seguir manipulando. Puede conectar con su dolor y seguir invisibilizando el dolor que causó.
EL PUNTO DE INFLEXIÓN: El trabajo ético comienza cuando el varón deja de explicar por qué actuó como actuó, y empieza a asumir que eso tuvo consecuencias. No se trata de culparlo, sino de que reconozca que el problema no es solo lo que vivió, sino lo que hizo con eso que vivió. Ese punto marca una diferencia radical: ya no se trata solo de hablar de sí, sino de hablar del otro. De reconocer que hubo un otro cuerpo, otra subjetividad, otra experiencia que fue impactada. Que hubo llantos que él provocó, miedos que él generó, decisiones que él tomó y que marcaron a quienes lo rodeaban. Porque incluso si ese varón fue víctima de una masculinidad que lo obligó a callar, a endurecerse, a reprimir sus emociones, nunca dejó de gozar de los privilegios que ese mismo sistema le otorgaba por su condición de varón. El patriarcado que lo hirió también lo benefició: le dio poder para gritar sin consecuencia, para controlar sin sanción, para ejercer violencia sin nombrarla. Es justamente ahí donde se vuelve fundamental visibilizar la asimetría estructural. Como sostiene Muzzin (2019)[1], “uno de los argumentos más poderosos para evidenciar la desigualdad de poder entre hombres y mujeres ha sido, y sigue siendo, el de los “privilegios” que diversas culturas otorgan a los hombres por el solo hecho de serlo.” Nombrar esos privilegios no niega el dolor del varón, pero sí impide que ese dolor se convierta en coartada. Porque no se trata de quién sufrió, sino de quién tuvo -y usó- poder sobre otros cuerpos. Por eso no alcanza con decir “fui víctima de un sistema patriarcal”: lo urgente es que pueda decir “fui formado en un sistema violento, tuve privilegios que otros no, y desde ahí dañé”. Solo entonces puede asumir que su responsabilidad no nace del sufrimiento, sino del uso que hizo de su lugar en la estructura. Porque la transformación no empieza cuando el varón siente, sino cuando se hace cargo. Y no de su herida: de su poder. De su capacidad de dañar. De su decisión de no hacerlo más. ____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________ (*) Abogado litigante en CABA y Provincia de Buenos Aires. Diplomado en violencia económica. Coordinador de dispositivos grupales para varones que ejercen violencia en Asociación Pablo Besson y Municipalidad de Avellaneda. Coordinador de laboratorio de abordaje integral de las violencias en Asoc. Pablo Besson. Miembro de Retem. (Red de equipos de trabajo y estudio en masculinidades). Integrante de equipo interdisciplinario en evaluación de riesgo y habilidades parentales para revincular o coparentalidad (Asociaciòn Pablo Besson)

"No es un buen momento para ser hombre”: influencersantifeministas en la disputa hegemónica por las masculinidades en Argentina

SANTIAGO MORCILLO : Investigador Adjunto y Jefe de Trabajos Prácticos Instituto de Investigaciones SocioEconómicas (UNSJ-CONICET), Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de San Juan, Argentina
ESTEFANIA MARTYINOWSKYJ - nvestigadora Asistente y Jefa de Trabajos Prácticos Instituto de Ciencias Antropológicas (UBA-CONICET), Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Buenos Aires, Argentina; Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Plata
MATIAS DE STEFANO BARBERO Investigador Asistente Instituto de Investigaciones Gino Germani (UBA-CONICET), Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Coordinador de Grupos de Hombres que ejercen violencia de la Asociación Pablo Besson.../div> RESUMEN: En este artículo analizamos los discursos sobre la masculinidad y la performance masculina de los/as principales influencersantifeministas de Argentina en Youtube. Interrogamos cómo abordan las discusiones sobre el privilegio masculino, las desigualdades y violencias de género, las masculinidades “desviadas” y el uso que hacen de los “malos modos” para (re)construir la masculinidad agraviada en un contexto de crisis del orden de género en la actual avanzada de la nueva derecha populista en Argentina. PALABRAS CLAVES: influencer, antifeminismo, masculinidad, privilegio, internet.ABSTRACT: In this article we analyze the discourses on masculinity and maleperformance of Argentina's main anti-feminist influencers on Youtube. We question how they approach discussions of male privilege, gender inequalities and violence, ‘deviant’ masculinities and their use of ‘bad manners’ to (re)construct aggrieved masculinity in a context of crisis of the gender order in the current alt-right populism outpost in Argentina. Keywords: influencer, antifeminism, masculinity, privilege, internet./div> INTRODUCCION: Javier Milei, enfundado en su campera de cuero y coronado por su característica melena despeinada, imposta una voz grave y ronca en sus discursos donde afirma ser un león, acelera una motosierra y utiliza recurrentemente metáforas sexuales para aludir al sometimiento del adversario político, al que construye como un enemigo al que hay que someter o, directamente, exterminar. La forma en que Milei encarna la masculinidad abre una serie de interrogantes en el contexto de una reciente avanzada feminista. Su llegada a la presidencia ha sido apoyada fervientemente por una serie de influencers antifeministas que son parte de la reacción neoconservadora actual, y cuyos discursos sobre masculinidad, género y sexualidad son replicados y legitimados por Milei. En estetrabajo analizamos estos discursos en un contexto de disputa y reconfiguración del orden de género, particularmente de las masculinidades. Para ello resulta clave reconstruir el contexto sociopolítico de los últimos años. La expansión de los feminismos, que podemos enmarcar como parte de una cuarta ola, supuso fuertes interpelaciones hacia los varones, especialmente cisgénero y heterosexuales, cuestionando diversos aspectos, dentro de los cuales la violencia y la sexualidad ocuparon un lugar importante. Sin embargo, el derrotero de estas interpelaciones resulta más complejo y, si bien una parte de las reacciones de estos varones será de intentar diversas formas de alianza con algunos sectores de los feminismos, otra ha sido de franco rechazo y oposición a este movimiento y sus proclamas. Diversas investigaciones muestran que, globalmente, los varones jóvenes son el grupo más reactivo frente al feminismo y las políticas de género (Campbell et al., 2024; Equimundo, 2022). En Argentina, si bien no contamos aún con datos concluyentes, sí sabemos que el voto de los varones jóvenes fue determinante en la victoria de Milei (Rovira Kaltwasser et al., 2024). Estos varones vivieron en primera persona la cuarta ola feminista en Argentina, donde tanto las políticas de género del gobierno anterior, como las principales influencers feministas de la cuarta ola, han tendido a centrarse más en los derechos de las mujeres y la población LGBT y a relegar la posición de los varones en las relaciones de género -cuando no a considerarlos meros victimarios, privilegiados y opresores-(Vespucci, Martynowskyj y Ferrario, 2023). En este marco, podemos pensar que luego de la rompiente de la última ola feminista y de un gobierno que buscó identificarse como tal, emerge otro opositor que capitaliza cierto malestar y se posiciona abiertamente como antifeminista, incluso haciendo una apuesta por impostar una hipermasculinización./div> CONTINUAR LEYENDO EN: https://ojs2.fch.unicen.edu.ar/ojs-3.1.0/index.php/plaza-publica/article/view/2877/2666

PABLO BESSON 1848 - 1932 Considerado como uno de los iniciadores de la Obra Bautista en Argentina (publicado por ABA en la Columna de "Honrando a los que nos precedieron en la fe)

Nació el 4 de abril de 1848 en Nod, cantón de Berna, cerca de Neuchatel (Suiza), hijo de un predicador de la Iglesia Reformado y madre de origen valdense, que influirían de manera importante en su formación. Escuchó de sus padres relatos de la historia de sus antepasados, los valdenses, describiéndole las escenas de fe, de heroísmo y de fidelidad de aquellos creyentes. “Piedad, estudio, ejercicio y trabajo se unieron en su primera educación para dar como resultante un carácter enérgico y un espíritu libre” Santiago Canclini “Un heraldo de la libertad Cristiana" Estudió en la Facultad de Teología de la Universidad de Neuchatel (1868), con profesores como Federico Godet (1812-1900), entre otros. En Alemania estudió con el sabio L.F.C. Tischendorf (1815-74) de Leipzig. Estuvo también con C.E. Luthardt (1823-1902) quien influyó drásticamente en su conformación religiosa. De regreso de Leipzig volvió a estudiar en la Universidad de Basilea, para terminar su licenciatura en teología. El 12 de octubre de 1870 fue ordenado al ministerio de la Iglesia Reformada. Fue pastor suplente en varios lugares, hasta que en 1871, junto a otros 22 pastores, cinco asistentes ministeriales y tres profesores de teología, renunciaron a la Iglesia oficial y fundaron una Iglesia independiente de las injerencias del Estado.
Invitado por los pastores franceses A. Duchemin y Leopoldo Monod, marchó a Fancia como evangelista, en la ciudad de Lyon. Aquí entró en contacto con una pequeña congregación bautista, que le llevó a confrontar y estudiar las diferencias sobre el tema del bautismo de niños, como creía su Iglesia, o de adultos sobre la base de la fe personal. Convencido de este último punto, renunció al Consejo de su Iglesia y fue bautizado por inmersión, para gran sorpresa de sus conocidos, amigos y familiares. Un tiempo después la Misión Bautista de Boston (EE.UU.), aceptó sus servicios en calidad de evangelista en la región norte de Francia, a la que dedicó seis años de duro trabajo. En 1881 un grupo de creyentes bautistas suizo-franceses inmigrados a Argentina, le pidieron que les ayudara como pastor. A ellos les iba a dedicar un año suizo-franceses organizados como grupo bautista en Esperanza. A finales de 1882 se trasladó a Buenos Aires, donde se destacó por su lucha a favor de la libertad religiosa y de cultos. Visitó numerosos pueblos y llegó a ser un personaje característico y popular. Fundó la primera iglesia bautista de Argentina. Esto fue un cambio radical con la tradición, dado que las pocas congregaciones evangélicas hasta entonces eran disponibles solamente para grupos de lengua extranjera. Besson comenzó una lucha para la libertad religiosa (culto, matrimonio civil, entierro oficial para los no católicos, educación, etc.) y su fluida pluma y su mente aguda pronto encontraron eco en el espíritu liberal de la nueva Argentina. En 1911 asistió al segundo Congreso de la Alianza Mundial Bautista, celebrado en Filadelfia (EE.UU.). En marzo de 1927, a los 79 años de edad, renunció a su cargo pastoral, por causa de su salud. Bien amado por todo el movimiento protestante argentino murió el 30 de diciembre de 1932, enterrado en el Cementerio Británico de Bs. As. de la Chacarita. Defensor de la Libertad Religiosa Uno de sus mayores legados fue su lucha por la libertad de culto en Argentina. En una época en la que el catolicismo tenía una fuerte influencia en la política y la educación, Besson abogó por el reconocimiento legal de otras confesiones cristianas. Sus escritos y debates ayudaron a establecer un marco legal más inclusivo para los evangélicos en el país. Obra Literaria Besson fue un prolífico escritor y traductor. Sus publicaciones abordaban temas teológicos, históricos y de apologética protestante. También tradujo obras clave para la difusión del protestantismo en habla hispana. Legado Su impacto se refleja en la presencia bautista en Argentina y en la consolidación de la libertad religiosa. Su trabajo fue reconocido tanto en el ámbito eclesiástico como en el académico, y hoy es recordado como un pionero del protestantismo en América Latina. Pablo Besson desempeñó un papel fundamental en la lucha por la implementación del Registro Civil en Argentina, promoviendo la separación entre la Iglesia y el Estado en materia de registros de nacimientos, matrimonios y defunciones. El Contexto en Argentina Hasta fines del siglo XIX, el registro de estos eventos estaba en manos exclusivas de la Iglesia Católica. Esto generaba problemas para los no católicos, como los protestantes, judíos y otras comunidades religiosas, que muchas veces no podían acceder legalmente al reconocimiento de sus matrimonios o el entierro de sus fallecidos en cementerios públicos. La Acción de Pablo Besson Como líder protestante, Besson denunció públicamente la falta de libertad religiosa y la necesidad de un sistema de registro civil estatal. Sus escritos, discursos y debates con líderes políticos y religiosos fueron clave en la concienciación sobre este tema. En sus publicaciones y cartas dirigidas a legisladores y periodistas, argumentaba que un país moderno debía garantizar la igualdad de derechos para todas las confesiones religiosas. Su activismo fue determinante para que el Congreso Nacional discutiera la creación del Registro Civil, lo cual se logró con la sanción de la Ley 1565 en 1884, durante la presidencia de Julio Argentino Roca. El Impacto de la Ley 1565 Esta ley estableció que los nacimientos, matrimonios y defunciones debían ser registrados por el Estado, no por la Iglesia. Esto benefició a todas las personas, independientemente de su religión, permitiendo a los evangélicos, judíos y ateos acceder a derechos civiles sin depender del clero católico. Pablo Besson no fue el único impulsor del Registro Civil, pero su incansable trabajo en favor de la libertad religiosa y la igualdad ante la ley lo convirtió en una figura clave en este avance histórico. Su legado sigue presente en el desarrollo del laicismo y la pluralidad religiosa en Argentina. Otros Legados de Pablo Besson Besson fue un pilar en la consolidación de las iglesias bautistas en el país. Fundó congregaciones, organizó comunidades evangélicas y entrenó líderes para la expansión del movimiento protestante. Gracias a su esfuerzo, el bautismo se estableció firmemente en Argentina, sentando las bases de la denominación que hoy cuenta con miles de fieles. 2. Defensa del Laicismo y la Educación Pública Besson promovió la educación laica en Argentina, defendiendo la idea de que la enseñanza debía ser neutral en cuestiones religiosas y accesible para todos, sin discriminación por creencias. Su pensamiento influyó en la Ley 1420 de Educación Común (1884), que estableció la educación obligatoria, gratuita y laica en el país. 3. Escritos y Traducciones para la Comunidad Protestante Fue un prolífico escritor y traductor. Publicó libros, artículos y tratados sobre teología, historia y apologética protestante. También tradujo al español obras clave del protestantismo, facilitando la difusión del pensamiento evangélico en América Latina. 4. Defensa de los Derechos de Minorías Religiosas Besson no solo defendió a los protestantes, sino que abogó por los derechos de judíos, librepensadores y otras minorías religiosas en Argentina. Sus discursos y escritos contribuyeron a la construcción de un país más plural y tolerante. 5. Reconocimiento y Honores Gracias a su legado, en 1911 fue reconocido con la ciudadanía argentina, un gesto simbólico que mostraba su impacto en la nación. Su figura sigue siendo recordada dentro de las comunidades evangélicas y en estudios sobre la libertad de culto en América Latina. Conclusión El trabajo de Pablo Besson trascendió lo religioso. Su legado influyó en la libertad de culto, la educación, la política y los derechos civiles en Argentina. Su incansable labor ayudó a transformar el país en un espacio más inclusivo y con mayor respeto por la diversidad religiosa.

domingo, 20 de abril de 2025

CUANDO LA MASCULINIDAD SE NOMBRA ESTAFADA - Dr. Martin Di Fiore - (PARTE 1)

(*) Dr. Martin Di Fiore
Hay algo que se vuelve cada vez más frecuente en los espacios que abordan masculinidades: la figura del varón “engañado” por el patriarcado. El que fue educado para no sentir, para competir, para dominar, y ahora paga el costo emocional de ese mandato. Un varón que se narra a sí mismo como víctima del sistema que él mismo reproduce. Un sujeto herido. Desvinculado. Abandonado. Roto. Y sí, duele. Claro que duele. El precio de sostener la masculinidad hegemónica es altísimo. El silencio, la rigidez, el aislamiento afectivo, la represión del llanto, la homofobia interiorizada, son formas de mutilación subjetiva. Pero no podemos permitir que el relato del varón dañado tape el análisis de la violencia que ejerce. No podemos correr el riesgo de borrar a quien fue dañado por él: la mujer, la niñez, el otro varón feminizado, el cuerpo disidente. Ese varón al que se nombre como víctima del patriarcado también llega a los dispositivos grupales. Llega a los consultorios, a las entrevistas con equipos interdisciplinarios, a los espacios de escucha clínica, muchas veces con la narrativa del abandono o de la imposibilidad de entender lo que “le pasó”. Es aquí donde la propuesta de Carrasco[1] sobre la violencia misógina ofrece una ampliación crucial. Ella sostiene que es necesario “fortalecer los niveles de alerta en lxs distintxs actores sociales del área de salud y promover la detección temprana, ampliando el campo de indagación a toda la población”. En este marco, el desafío es no sólo preguntar por la victimización de las mujeres -como se ha venido promoviendo- sino también dirigir interrogantes hacia los varones, indagando su responsabilidad en el circuito de la violencia.
No se trata de obtener confesiones ni de esperar respuestas afirmativas. Se trata de interrumpir los automatismos, de habilitar preguntas que irrumpan en los relatos cristalizados, que desestabilicen la narrativa del varón como mero sufriente. En cualquier espacio de intervención -sea terapéutico, judicial, educativo, territorial o institucional-, incluir preguntas que señalen la posibilidad de ejercer violencia no es una práctica ingenua, pero sí necesaria. Como advierte Carrasco, estas preguntas no buscan verdades reveladas, sino producir un movimiento subjetivo, una incomodidad, una fisura en el guion habitual. Son preguntas que interpelan los usos cotidianos y privados del poder, y que ubican a quien las recibe en una escena que no esperaba: la de ser mirado como alguien que podría haber dañado. La observación de cómo responde a esa pregunta -más que la respuesta en sípuede constituir un insumo valioso para el trabajo interdisciplinario. No se trata sólo de lo dicho, sino del tono, del cuerpo, del gesto, del silencio. En ese registro sutil puede aparecer un indicador de alerta. Y es desde ahí donde otros dispositivos —como los psico-socio-educativos— pueden retomar esa señal y transformarla en trabajo. Por eso, incomodar es una forma de cuidar. Hacer lugar a la incomodidad del varón no para condenarlo, sino para implicarlo. Porque no hay posibilidad de transformación sin tensión, sin pregunta, sin riesgo.
Por eso, la escena del varón que llora en el campo de trabajo, no puede sellarse con un “por fin se abrió”. Es preciso preguntarse: ¿a qué abrió ese llanto? ¿Está nombrando su dolor o nombrando el daño que hizo? ¿Está pidiendo asistencia o impunidad? ¿Está construyendo una narrativa de sí que permita reparar o una escena que exige compasión sin transformación? .Hay un gesto peligroso -y cada vez más extendido- de romantizar al varón que sufre sin preguntarle qué hace con ese sufrimiento. ¿Lo transforma? ¿Lo comparte? ¿Lo vuelve reparación? ¿O lo desplaza, lo expulsa, lo convierte en agresividad? Hay un gesto peligroso -y cada vez más extendido- de romantizar al varón que sufre sin preguntarle qué hace con ese sufrimiento. ¿Lo transforma? ¿Lo comparte? ¿Lo vuelve reparación? ¿O lo desplaza, lo expulsa, lo convierte en agresividad? Porque el dolor no exime. Y la ternura no compensa el daño. El varón puede llorar y, al mismo tiempo, humillar. Puede sentirse solo y usar a sus hijos como objetos. Puede estar perdido y controlar cada movimiento de su pareja. Puede escribir una poesía y desvalorizar la palabra de una mujer en una audiencia judicial. No hay contradicción. Hay poder. Trabajar con varones implica, entonces, no sólo alojar el malestar, sino tensionarlo. Desarmarlo. Nombrar cómo ese dolor se arma a veces como trinchera para no responsabilizarse. No se trata de negar el sufrimiento del varón. Se trata de no dejarlo allí, en el altar de la compasión ingenua.

CUANDO LA MASCULINIDAD SE NOMBRA ESTAFADA - Dr. Martin Di Fiore - (PARTE 2)

* Por Dr. Martin Di Fiore
Porque el dolor no exime. Y la ternura no compensa el daño. El varón puede llorar y, al mismo tiempo, humillar. Puede sentirse solo y usar a sus hijos como objetos. Puede estar perdido y controlar cada movimiento de su pareja. Puede escribir una poesía y desvalorizar la palabra de una mujer en una audiencia judicial. No hay contradicción. Hay poder. Trabajar con varones implica, entonces, no sólo alojar el malestar, sino tensionarlo. Desarmarlo. Nombrar cómo ese dolor se arma a veces como trinchera para no responsabilizarse. No se trata de negar el sufrimiento del varón. Se trata de no dejarlo allí, en el altar de la compasión ingenua. Porque cuando la masculinidad se nombra estafada, pero no revisa lo que hizo con esa supuesta estafa, se vuelve un personaje peligroso: el varón que se victimiza para no asumir su violencia. Y nosotras, nosotres, nosotros -quienes trabajamos con ellos- tenemos la responsabilidad ética y política de corrernos de la empatía sin límites, de los dispositivos que sólo contienen sin interpelar, y de los discursos que explican todo, pero transforman poco. No alcanza con comprender. Hay que incomodar. No alcanza con alojar. Hay que desmontar. No alcanza con escuchar. Hay que confrontar. Trabajar con varones es también tener el coraje de sostener preguntas incómodas en lugares inesperados. Porque la clínica, la escucha profesional, los abordajes intersectoriales, también pueden volverse trincheras si no están atravesadas por una ética de la interpelación. Porque si no lo hacemos nosotros, lo hará otra víctima. Y esa escena ya la conocemos.
(*) Abogado litigante en CABA y Provincia de Buenos Aires. Diplomado en violencia económica. Coordinador de dispositivos grupales para varones que ejercen violencia en Asociación Pablo Besson y Municipalidad de Avellaneda. Coordinador de laboratorio de abordaje integral de las violencias en Asoc. Pablo Besson. Miembro de Retem. (Red de equipos de trabajo y estudio en masculinidades). Integrante de equipo interdisciplinario en evaluación de riesgo y habilidades parentales para revincular o coparentalidad (Asociaciòn Pablo Besson) Referencia [1] Carrasco, Liliana Violencia misógina: diseño integral de programas y de sistemas de evaluación / Liliana Carrasco. – 1a ed. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Tercero en Discordia, 2022.

Sabado 12/04/25 - LABORATORIO DE ABORDAJE INTEGRAL DE VIOLENCIAS

Hoy nos juntamos como equipo del laboratorio de abordaje integral de las violencias de @asocpablobesson a los efectos de evaluar el resultado que está teniendo el proceso de evaluación previa de riesgo para todo proceso de reconstrucción vincular (Revinculaciones) que llegan a la Asociación, analizamos los resultados obtenidos, identificando los logros y las áreas de mejora, para seguir construyendo procesos de prevención y protección efectivos. Esta reflexión conjunta nos permite afianzar metodologías y asegurar que cada herramienta empleada aporte de manera significativa a la prevención de riesgos en contextos de violencia. Continuamos comprometidos con el análisis, el aprendizaje y la mejora constante. La interdisciplina es el puente que une miradas complementarias para comprender las dinámicas familiares. Identificar el riesgo no es solo prevenir el daño, sino también situar a cada parte en su contexto, evaluando sus posiciones y necesidades para avanzar hacia un cambio posible y sostenible.

10 de abril 2025 - OBSERVATORIO LEGAL "Pensar en Violencia"

Contamos en esta oportunidad con la presencia de la Doctora Moi Goldenhörn, abogada docente especializada en Cs. Sociales y Sociológía de la Cultura y Estudios de Género, Investigadora en Sociología Jurídica y, la Doctora Cintia Larregina abogada especializada en Derecho Penal y Procesal, en Administración de Justicia y especialista en violencia familiar. titular de la Oficina de Asistencia a la Víctima y Testigo del Ministerio Público Fisacal de la Ciudad de Buenos Aires, ambas colaboradoras de la Revista Pensar en violencia de Ediciones Jurídicas -(Eduardo Lecca editor). Gracias por sumarse a debatir temas urgentes y necesarios, Contamos tambien con la presencia de los/las doctoras/es Martín Miguel Di Fiore, Patricia Clara, Agustin Peres Dra Bravo y Dr. Diego Ortiz entre otros/as.

"Observatorio de Trabajo Social para el abordaje integral de la Violencia Familiar"

https://www.instagram.com/reel/DH3iaXFtPTB/?utm_source=ig_web_button_share_sheet&igsh=ZDNlZDc0MzIxNw== COORDINA: Lic. Aixa Ferreyra Fundamentación: La violencia familiar es una problemática social compleja, en términos de Carballeda, y como tal requiere de respuestas sociales y complejas con profesionales capacitades y formades para dar este tipo de respuestas. Desde la Asociación Pablo Besson pensamos continuamente en mejorar la calidad de las intervenciones de nuestro equipo interdisciplinario. Contamos actualmente con el Observatorio de resoluciones judiciales en casos de violencia familiar, el cual es un espacio jurídico horizontal para plantear y debatir resoluciones con perspectiva de género. Es por ello que este año abriremos “Observatorio de Trabajo Social para el abordaje integral de la Violencia Familiar" con el objetivo de crear un espacio de estudio, conocimiento y análisis de las problemáticas familiares, incluyendo las revinculaciones materno/paternos filiales. Para dar respuestas complejas y sociales, nuestro enfoque se basa en los Derechos Humanos, la perspectiva de género, el interés superior del niño y la interseccionalidad Siempre, nuestras intervenciones pondrán profundo énfasis en reducir la violencia de género contra las mujeres, niñas, niños y adolescentes, en post de que todo el círculo familiar pueda vivir una vida sin violencia.
Objetivos: 1. Crear un espacio de estudio y análisis de la problemática de violencia familiar dirigido a profesionales del trabajo social. 2. Generar conocimiento y evidencia para mejorar nuestras intervenciones como ts 3. Fortalecer la capacidad de respuesta de la asociación en la prevención y disminución de la violencia familiar ….. Promover la articulación y coordinación entre los diferentes actores involucrados en la atención a la violencia familiar