11 años después
Hace 11 años se dictaminó que Julio Cesar Grassi era culpable del delito de abuso sexual infantil de un menor que se encontraba a su cuidado en la Fundación que presidía. Fueron 15 las víctimas que denunciaron; sólo por uno se lo condenó.
Fueron 11 largos años de apelaciones, de presentaciones, de recursos, de soportar verlo en los medios declarando su inocencia, de escuchar a sus amigos, de escuchar que hablara de fe, que se victimizara siempre poniendo la duda sobre el testimonio de las víctimas.
A pesar de los fallos en su contra en diferentes instancias judiciales, Tribunal Oral, Cámara de Apelaciones, Cámara de Casación y Corte Suprema Bonaerense, siempre quedaba libre, mostrando sus contactos con el poder que le daban impunidad y burlándose abiertamente de las víctimas.
Las víctimas, el abogado querellante, los profesionales que validaron el abuso, sufrieron toda clase de intimidaciones, hostigamiento, ataques en sus lugares de trabajo, en sus domicilios particulares, sintiéndose desprotegidos, al ver que Grassi seguía en la Fundación (eso sí, bajo la supervisión de una religiosa) realizando tareas sacerdotales como si nada.
El 23 de septiembre los jueces del Tribunal Oral N° 1 de Morón revocaron su libertad vigilada y ordenaron que fuera inmediatamente trasladado a la Unidad 39 de Ituzaingó.
De todos modos se mostraron considerados con él ya que eligieron una Unidad que queda dentro de la jurisdicción de la diócesis de Morón, a la que pertenece el cura. Los camaristas Mariana Maldonado, Claudio Chaminade y Pablo Lucero– determinaron que se termine con la impunidad del religioso, que podamos ser iguales ante la Ley, que se le terminen los privilegios, aunque conserve algunos.
Es una jornada histórica, quienes han sido víctimas de este delito, quienes trabajamos con las víctimas, buscando restituir su identidad como personas, sus derechos, volvemos a creer en el sistema judicial, renacemos en nuestras fuerzas, sabiendo que el trabajo no es en vano, que no peleamos contra molinos de vientos.
Definitivamente es reparador para todos y todas nosotras saber que la reparación existe.
Hoy es trasladado a Campana hoy renace nuestra confianza.
Mª del Carmen Umpiérrez
Lic en Trabajo Social - Especializada en Violencia Familiar