El presente artículo tiene como objetivo describir el fenómeno de la victimización secundaria, sus implicancias en la salud mental de la mujer y ejemplificar cómo este fenómeno está presente , en mayor medida, de lo que desearíamos.
Muchos autores coinciden en definir la victimización secundaria como las
consecuencias psicológicas, sociales, jurídicas y económicas negativas que dejan las relaciones de la víctima con el sistema jurídico penal, supone,un choque frustrante entre las legítimas expectativas de la víctima y la realidad institucional, involucrando una pérdida de comprensión a cerca del sufrimiento psicológico y físico que ha causado el hecho delictivo,
dejándolas desoladas e inseguras y generando una pérdida de fe en la habilidad de la comunidad, los profesionales y las instituciones para dar respuesta a las necesidades de las mismas.
En resumen, la victimización secundaria o la revictimización es entendida como la relación entre la víctima y las instituciones sociales (servicios sociales, medios de comunicación, sistema judicial), quienes en ocasiones, brindan una inadecuada atención a la mujer víctima de violencia de género.
Constantemente, escuchamos a las mujeres víctimas de violencia manifestar que se sienten “agredidas” por la policía como por la sociedad en general. Este comportamiento social se reproduce a nivel mundial, produciendo consecuencias devastadoras, entre ellas se encuentran:
1. Culpabilización de la mujer por denunciar a su pareja
2. Responsabilización de la violencia, donde la mujer se siente provocadora de las manifestaciones de agresión física y psicológica.
3. Sentimientos de desamparo e incertidumbre sobre el devenir.
4. Reexperimentación de los episodios de violencia, lo cual, cual produce angustia excesiva.
Sobre el último punto, nos detendremos para explicar el proceso de verbalizar en forma reiterada los episodios de violencia.
Pese a que la psicología ,se basa en la “cura en el habla”, osea que a través de la verbalización de lo sucedido , vamos encontrando un nuevo sentido a los hechos que nos suceden, sin embargo, en la tematica de violencia es una excepción debido a que recordar y verbalizar lo sucedido en un contexto , en ocasiones, inadecuado y de escasa comprensión produce efectos negativos en la salud mental de la usuaria.
Para retratar esto, mencionaré un ejemplo que me grafico que es lo que siente la mujer víctima de violencia al relatar estos episodios:
“He sido víctima de violencia toda mi vida, en mi niñez fui maltratada por mi padre sin razón alguna, posteriormente, me casé para escapar de mi hogar…era mi única salida para frenar los constantes golpes de mi padre y el alcoholismo de mi madre.
Juan, mi actual esposo era un buen hombre, trabajador, responsable, atento, sin embargo, todo cambiaba los fines de semana, cuando él iba a jugar al futbol y se emborrachaba con sus amigos…Yo creía que el alcohol era el causante de esta desgracia, pero ahora me doy cuenta que las cosas no son así.
Cada vez que él llegaba borracho, comenzaba a insultarme, diciendo que yo había estado con otro hombre, me revisaba la ropa interior y comenzaba a tocarme. Yo me callaba, siempre me calle porque temía que se colocara más violento , que me pegara…temía a contarle a alguien lo que me estaba sucediendo…quién me creer…si él era tan buen hombre, tan trabajador, nunca nos faltó nada…
Cuando decidí ir a la policía denunciar fue tras un episodio de violencia que recordare por siempre, ese día había decidido salir con las hermanas de la iglesia a cenar , me compré un traje muy bonito para esa ocasión, él me vio , y me dijo, ¿Dónde vas vestida así?, me quitó la ropa y me dijo: nunca más te vistas de esa forma y me pegó una cachetada.
En ese minuto, miles de pensamientos surgieron por mi mente, supe ahí que esta situación no iba a cambiar , que si seguía ahí no iba a salir viva.
Decidí ir a denunciarlo, estaba sola. Me acerqué a la comisaría más cercana…el policía de guardia me hizo esperar 2 horas porque tenia otras órdenes de detención que realizar.
Cuando me pudo atender, le conté tímidamente lo que me sucedía ,él no me miraba a los ojos ,no prestaba mucha atención y me preguntaba mis datos muchas veces. Esto me incomodaba, sentía que el no me creía…otra vez no me creían. El policía me derivó a un centro de atención a la mujer donde me preguntaron lo mismo que ya había relatado y posteriormente tuve que asistir al Juzgado donde lo conté nuevamente.
Estoy cansada, cada vez que lo cuento me siento más angustiada, como un nudo en la garganta que no deja respirar.
Estoy lejos de mi marido, él ya no se puede acercar a mí, sin embargo, la angustia no se va”.
Los hechos relatados por esta mujer son el testimonio fidedigno de muchas mujeres que piden “a gritos” ayuda”, sin encontrar una respuesta que la oriente y la contenga emocionalmente en este proceso.
La prevención de la violencia de género hacia la mujer no es un tema alejado a nuestra realidad, todos y todas somos responsables de prevenir el abuso de poder hacia la mujer, la vulneración hacia sus derechos más primarios como ser humano y el respeto a su integridad física y psicológica.
Cecilia Asenjo Israel
Psicóloga
Especialista en Violencia Intrafamiliar
Magister en Evaluación psicólogica y psicodiagnóstico