Ante el abuso sexual infantil, la indiferencia es aceptación
Cuando hablamos de abuso también tenemos que hablar del hombre que lo causa. El machismo sumado a la violencia de género, son a menudo antecedentes de la violencia contra los niños. Se necesita un movimiento de hombres que repudien esta mal llamada masculinidad y se conviertan en un factor de protección. Las niñas no son juguetes sexuales de los adultos.
Las familias constituyen el primer entorno de defensa contra el abuso, para ello es necesario otorgarles las herramientas necesarias para proteger a sus hijos. Son muchas las madres que aún ante la certeza de un abuso perpetrado por sus propios maridos, deciden callar ante la imposibilidad de sostener el hogar en caso denunciarlo. La ayuda financiera para las victimas debe establecerse como prioridad para los países que quieren trabajar seriamente para erradicar esta problemática. Solo así podremos garantizar la justicia efectiva en casos de abuso. Un niño explotado es el último eslabón de una serie previa de violaciones a sus derechos que no han sido garantizados. La violencia, la negligencia, y abuso conducen a la explotación sexual infantil.
Profesionales comprometidas en la Asistencia y Prevención
Analía Riverón / Daniela Branchifortti / Patricia Quintana